Asistentes Virtuales, realidad de la A.I


La inteligencia artificial es un tema actual que afecta positiva y negativamente a todos los integrantes de la sociedad, a partir de este tema se puede explicar la relación tecnología, ciencia y sociedad, tomando varios puntos de vista.

Pienso que la inteligencia artificial es un tema que ha tomado un auge tan impresionante en el mundo laboral y sobre todo en las organizaciones donde muchas personas consideran que lo importante es el intelecto académico o netamente teórico, dejando de lado sus sentimientos y emociones que es el complemento inseparable de la inteligencia, entonces me atrevería a decir que nuestros sentimientos y emociones son parte importante de nuestra vida diaria y ninguna de las dos inteligencias; la racional y la emocional deberían ser considerados inferior a la otra, pues se complementan.

El objetivo de la AI ya no es el de crear robots parecidos físicamente al hombre, sino lograr que éstos tengan la capacidad de sentir, saber y pensar como los humanos.

¿Qué es la Inteligencia Artificial?

La inteligencia artificial podría definirse como la inteligencia de las máquinas y que el ser humano intenta dotar de dicha inteligencia a los sistemas para que puedan ser capaces de imitar o superar las capacidades mentales del ser humano como lo son razonamiento, compresión, imaginación, reconocimiento, creatividad hasta poder llegar a reproducir emociones.

Asistentes Virtuales, realidad de la Inteligencia Artificial



Actualmente la Inteligencia Artificial busca generar “bienestar a los humanos”, es decir con solo accionar botones o simplemente con la mirada, el pensamiento o la voz, el accionar de un robot, computador o cualquier otro artículo que se desarrolle para el servicio humano, desplazando los quehaceres cotidianos de las personas. Actualmente existen ya estos avances tecnológicos, ejemplos de ellos son las aulas que ya pueden ser totalmente virtuales, el banco, las inversiones en la bolsa de valores, compra de servicios por internet, entre muchas otras herramientas al alcance de un toque o un comando de voz.

No solo son eficientes recordándonos todo sobre nosotros y a nuestro alrededor, sino que también localizan, resuelven, intuyen, se anticipan, proponen, sugieren, amenizan, ironizan y tienen personalidad, además de sus funciones básicas de cálculo, cómputo y comunicaciones, ya totalmente asimiladas por el ser humano.

Es fácil imaginarse un escenario en el que nuestros dispositivos electrónicos no solo respondan a órdenes, sino que a través de una escucha pasiva, analicen la situación y se anticipen a nuestras necesidades. Si le has dicho a tu mujer que no queda leche, el ordenador lo añadiría a la lista de la compra. Si telefónicamente cierras una cita con el dentista, el ordenador la apunta en tu agenda y programa el recordatorio. Si comentas que el nuevo tema de Adele es buenísimo, el ordenador lo incluye en tu playlist.

Básicamente lo anterior se realiza recopilando toda nuestra información, ya sea la personal propia, la de identidad e identificación, la de nuestro entorno emocional, social o físico, o la que está a nuestro alcance en internet, las redes o la nube. No hay límites para que los asistentes virtuales recopilen nuestra información o la que nosotros les permitamos.


Una frontera que, sin duda, se antoja compleja: es la distancia entre considerarse agradablemente sorprendido por las habilidades de un asistente virtual y atemorizado por lo que parece ser capaz de hacer, asimismo por las potenciales implicaciones de permitir que ese agente gestione nuestra información para construir sus recomendaciones pueden también ser vistas como intrusivas.

Un ejemplo es Que Google Now tome datos de mi agenda, los combine con los datos del tráfico en mi ciudad, y me envíe una alerta que me informa de que debo salir con más antelación de lo habitual para mi próxima cita porque hay un atasco en la ruta, esto puede ser en muchas circunstancias, muy interesante, pero también nos lleva a reflexionar sobre el nivel de control sobre nuestras vidas que empezamos a entregar a una inteligencia artificial que muchos aún consideran relativamente amenazante.

Es más que posible que la iniciativa de agente inteligente presentada por Facebook, tenga en algún momento que enfrentarse a los temores que puede llegar a generar el hecho de que ese agente opere no simplemente con los datos generados por otras herramientas, como Google Now o con nuestras compras, sino con toda la información que compartimos en la red social, que presuntamente puede llegar a conocernos mejor que nosotros mismos.


Si queremos entrar en un ámbito interesante y sin duda atemorizante, no tenemos más que plantearnos las posibles responsabilidades legales que podría afrontar un agente inteligente en función de su posible interacción con un usuario.

Para realizar las tareas con mayor eficacia, los seres humanos pueden usar asistentes virtuales, ya que al día de hoy, proporcionan una buena cantidad de información para nosotros cuando la requerimos.

Los Smartphones, por ejemplo, sirven funciones de mapeo, calendarios y recordatorios, así como el acceso a los conocimientos técnicos y referencias, esto da como resultado un trabajo más eficaz creando una herramienta confiable. Algunos observadores predicen que en un futuro los asistentes virtuales serán implantados permanentemente en la cabeza e incluso no se necesitará decir nada en absoluto, sino que se sincronizarán con los pensamientos y emociones para generar un complemento inseparable del ser humano.

Lo que sí parece claro, es que se avecina un escenario de intensa competencia por hacerse de un asistente virtual, y se verá como un número progresivo mayor de tareas son confiadas a este tipo de asistentes, al tiempo que alimentan su “deep learning” con los datos y reacciones que van generando sus propias actividades. Un escenario ya no tan futurista, que está teniendo lugar en muchos casos en forma de tareas relativamente triviales o vinculadas en ocasiones al simple entretenimiento, pero que revela una estrategia que va mucho, muchísimo más allá, y en la que el desarrollo de un panorama de competencia intensa no puede tener más que consecuencias positivas.



En conclusión los seres humanos llevamos 100 años obsesionados con la inteligencia artificial, hemos soñado conviviendo con máquinas humanoides que asisten en nuestros quehaceres. Pero no se trata solo de mayordomos digitales incapaces de olvidar hasta el último detalle. Se trata de entidades a cuya evolución, el ingenio humano está dotando de inteligencia y quién sabe si en un futuro cercano, también lo dote de consciencia.

Las ventajas que trae el disponer de un asistente artificial no son más que las de solucionar, los errores y defectos propios del hombre, es decir, el desarrollo de sistemas expertos que hoy en día se están utilizando con éxito en cada uno de los campos donde interviene el ser humano todavía están poco avanzados en relación con el ideal del producto IA completo. Actualmente la humanidad se encuentra en una nueva época, en la cual el trabajo físico y mental, está perdiendo importancia, ya que está siendo reemplazado por la evolución industrial y la informática.

Expertos en el tema comentan que estamos dirigiéndonos hacia un desarrollo de la tecnología que no tiene comparación, en el que los robots superaran en muchos aspectos a los seres humanos.

Decir que la inteligencia artificial es completamente benéfica, no es correcto porque vuelve al hombre sedentario, propiciando que su capacidad de pensamiento no se desarrolle como deber ser, ya que cuenta con las herramientas para no utilizar su pensamiento crítico o su capacidad de análisis, volviéndolo un ser mecánico o memorístico.

La inteligencia artificial que vemos hoy en día penosamente no está encaminada a favorecer el bienestar de los países en vías de desarrollo, la aportación del capitalismo y su funcionamiento como el consumismo están encaminadas al empeño de fortalecer sus riquezas más no al tratamiento de la pobreza.

No hay marcha atrás, la revolución ha comenzado y las tecnologías perceptivas, aquellas que se basan en el reconocimiento de voz, gestos y movimientos, serán las que nos lleven a una nueva dimensión en la que “conversar” con tus dispositivos electrónicos será una experiencia cotidiana totalmente natural e integrada.

Estamos entregando nuestra vida, nuestra identidad, nuestros sentimientos y relaciones a la tecnología y a la IA. Y como para casi todo, se impone una reflexión y sentido común, sobre todo si hay que pagar un alto precio. Porque hemos empezado con los prototipos de AI, y cuando la hayamos aceptado e integrado enteramente en nuestras vidas, ya no habrá marcha atrás.

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard. Google